Tras pernoctar dos noches en Ding Boche, con el fin de resguardarse de las adversas condiciones meteorológicas que impedían seguir la ruta por la cordillera del Himalaya, la expedición Ralons Gran Canaria reanudó ayer su actividad en la alta montaña.
Finalmente, Javier Cruz, guía y tutor del grupo, ha desestimado la posibilidad de intentar la escalada al Island Peak, cima de 6.179 metros, dada la cantidad de nieve y hielo que se acumula en sus faldas. El peligro del deshielo o de avalanchas aconseja aparcar este reto y centrarse en otros. Que no es poco. Porque para hoy aguarda el Kalappatar, más de 5.550 metros sobre el nivel del mar, con un alto nivel de exigencia para los diez miembros que continúan en liza.Alexandra y Marta, que por el mal de altura optaron por quedarse atrás, se unirán en los últimos días al resto.
La jornada de ayer trajo más de cinco horas de descenso a Lobuche, siempre por encima de los cuatro mil metros, y parada en un punto de obligada visita en el Himalaya: el que recuerda a todos los montañeros que dejaron su vida en estas cumbres. Con el imponente Pumori, pico que supera los siete mil metros, como testigo de las evoluciones de todos.
El paso por la ruta clásica del Everest depara estampas privilegiadas, parajes exclusivos que privilegian la vista y amenizan una rutina marcada por los esfuerzos continuos.
A poco más de una semana para el regreso a casa, aún restan muchos alicientes y desafíos por disfrutar. Cada momento es una reliquia, una experiencia inolvidable que registrar. Y los expedicionarios así lo entienden, exprimiendo al máximo las jornadas vividas y que quedan por vivir.
Fuente: Alberto Artiles Foto: Calima Trek
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