El arquero fue protagonista mayestático de un partido monocorde. El Córdoba siempre fue el jefe. La pelota corrió veloz, a la vertical y a la horizontal, con la cadencia que resultó más apropiada al equipo de Pablo Villa. Pero siempre fue detenido por un guardameta con el ascendente de San Pedro.
Al final Las Palmas no claudicó a pesar del empeño de un rival mucho mejor en todos los aspectos menos en el más elemental, el gol. De hecho, el representativo le endosó a su rival andaluz casi tantos goles como los que había encajado en las siete jornadas anteriores. Una victoria que estimulará a los pesebreros aunque la Unión Deportiva sea aún una incógnita errante.
Apoño recobró el mando. Con todos a una despejando debates y desmintiendo dependencias, el malagueño es hoy uno de esos futbolistas de los que se saben que jugarán ellos y diez más. Quien ya no cuenta con tanto pábulo es Nauzet Alemán, retornado al grupo pero actuando como figurante en el banquillo tras ser adelantado por Asdrúbal, titular por segunda semana consecutiva en la estratagema de Sergio Lobera.
Cuando la Unión Deportiva no tiene el balón es un guiñapo. Sufre en exceso, se la nota incómoda. Con la confianza mellada por lo sucedido en Lugo, el inicio del partido fue un calco de lo sellado sobre el césped del Anxo Carro. El Córdoba estranguló el triángulo de gestación de Las Palmas. Apoño merodeaba por la medular sin encontrar nunca una frecuencia y una línea de pase apropiada. Desconectado el magnetismo del mediocentro, el rival siempre permitía que fueran David García y Deivid quienes iniciaran las acciones desde el eje de la retaguardia.
Las Palmas estaba ahogada. El Córdoba siempre llevaba la inercia del partido al área de Barbosa. Y en diez minutos había desperdiciado dos ocasiones claras para tomar ventaja en el marcador. Entre los centrales siempre había un espacio que aprovechaba Xisco para intimidar; aunque fue Galán quien hizo el lío más gordo. En perenne desventaja con López Silva, el lateral derribó al extremo en el área a los diez minutos. Xisco pidió la pelota y su disparo centrado lo despejó Barbosa con la pierna izquierda. Fue la primera intervención dentro de un repertorio memorable.
El partido cambió, transitoriamente, de ritmo en ese instante. El susto azuzó al representativo, que encontró en la intensidad de Asdrúbal su mejor baza. Éste se fue perfilando en el balcón del área hasta que descerrajó un zurdazo poderoso que astilló el larguero. Con eso el Córdoba se volvió más cauto, aunque siguió dominando todos los tiempos del encuentro.
Contra todo pronóstico Las Palmas solo encontró un camino. No fue una respuesta meditada y ordenada desde la materia intelectual del banquillo, fue un arrebato espontáneo y valiente de Xabi Castillo. El zurdo exigió a los defensores de su banda dando profundidad vertical a la roma propuesta horizontal en la que constantemente encallaba el grupo insular.
A Las Palmas le cuesta ser dominante, llevar la iniciativa, a pesar de que Lobera siempre habla de una idea innegociable. Valerón, figura identitaria de esa propuesta, apenas se exhibe. No es que rehúya el fuego, es que no lo alcanza. Le supera el ritmo del partido constantemente, lo que derivó en que Sergio Lobera le sustituyera para dar entrada a Nauzet Alemán en la búsqueda necesaria de mayor profundidad en el juego ofensivo.
Hubo más vigor en la vanguardia, algo más peligrosa por su velocidad la Unión Deportiva tras la reforma. Pero el envite siempre se manejó en las mismas pautas conocidas.
El partido era el resultado del espacio de tiempo que transcurría entre la posesión del Córdoba y las intervenciones de Barbosa. Sin embargo, Las Palmas ha reunido suficiente calidad en sus filas como para salir seco en un día de tormenta. Y así fue. Apoño inició una contra con media hora de encuentro por delante, localizó a Masoud en el círculo central para que éste hiciera un giro delicioso e impulsara un pase enorme y hermoso para Aranda; el ariete controló a la vez que superaba la oposición de los dos centrales y engatilló un remate cruzado con la izquierda desde la frontal que no pudo detener Saizar. Oxígeno.
El Córdoba se descolocó. Siguió mandando. Pero con menos brío. Uli Dávila exigió dos respuestas descomunales de Barbosa antes de concretar el triunfo.
Con el rival a pecho descubierto en el campo que defendía Las Palmas, Nauzet vio una fisura y plantó a Tana en una carrera letal, con el tiempo cumplido, para sentenciar el encuentro y recuperar la autoestima en una escuadra con la moral algo baja después del batacazo de la pasada semana en Lugo.
- Ficha técnica:
2. UD Las Palmas: Barbosa; Galán, Deivid, David García, Xabi Castillo; Vicente Gómez, Apoño; Asdrúbal (Tana, min. 84), Valerón (Nauzet Alemán, min. 46), Masoud; y Aranda (Máyor, min. 86).
0. Córdoba CF: Saizar; Iago Bouzón, Fran Cruz, Bernardo (Uli Dávila, min. 66), De los Reyes; Luso (Pelayo, min. 76), Abel; Pedro (Pacheco, min. 66), Caballero, López Silva; y Xisco.
Goles: 1-0. Min. 62; Aranda; y 2-0. Min. 94: Tana.
Árbitro: Jesús Muñoz Mayordomo (Comité Castellano-Manchego). Mostró tarjeta amarilla a los jugadores locales Galán y Nauzet Alemán, y a los visitantes López Silva, Luso, Iago Bouzón, Uli Dávila y Saizar.
Incidencias: partido de la octava jornada de la Liga Adelante disputado hoy en el Estadio de Gran Canaria con la presencia de 9.210 espectadores.
Fuente: Canarias7 Foto: J. Pérez Curbelo
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