Los amarillos imponen un ritmo y no lo alteran hasta encontrar el triunfo aunque se cabree la grada
La UD demostró pegada y estilo en su triunfo sobre el Mirandés, pero dejó también algunas dudas en su juego. Después de dominar durante los primeros 20 minutos, reculó ante la intensidad del rival y cedió el protagonismo. Sin embargo, con un ritmo trotón que no alteró supo resolver el duelo con acierto.
"El Recreativo tiene un caballo veloz; Las Palmas, uno trotón". Miguel Ángel Ramírez , presidente amarillo, utilizo esta metáfora el viernes pasado para definir la trayectoria de la UD en su caminar clasificatorio y, con ello, pedir paciencia al aficionado de cara al objetivo de final de temporada. Pero el símil bien podría ampliar su significado para describir el ritmo de juego del plantel que dirige Lobera. Y es que al trote, sin pisar el acelerador y al paso que propone Juan Carlos Valerón, el representativo grancanario pasó por encima del Mirandés.
La UD Las Palmas, inmerso aún en un proceso formativo, se sabe en la senda correcta. El amarillo busca el camino que le lleve a la excelencia y lo hace a partir de la clave del balón. Es un equipo que demuestra tener pegada en el área y fuera de él. Tiene criterio en el movimiento del cuero; siempre de lado a lado, como el limpiaparabrisas de un coche. Además y a diferencia de las últimas temporadas, Las Palmas demuestra una notable seguridad defensiva, gracias, sobretodo, a la suma de tablas y calidad en esta línea a través de las últimas incorporaciones y, por supuesto, al gran momento de un Deivid que mejora por semanas.
Por todo esto y en base a una filosofía de juego absolutamente definida, el representativo insular crece y crece. Pero, en este proceso, encuentra aún importantes carencias a través, principalmente, de esos peligrosos altibajos que surgen en su rendimiento. Ayer, ante el Mirandés de Gonzalo Arconada, la UD mandó durante los 20 primeros minutos. Domino el tempo del encuentro, con el balón en los píes, para imponer ese ritmo trotón en el que se siente tan cómodo. Apoño y Vicente abrieron el campo con pases a Nauzet y Tana y, entre todos, encontraron los huecos para atacar la portería del rival. Se sumó también Deivid, cual Beckenbauer renacido, para romper desde atrás e iniciar la jugada del gol. Y es que, comandado por un Juan Carlos Valerón excelso en el pase y certero en el remate, la UD superó a su oponente por intensidad, orden, presencia y esa velocidad de crucero, de ritmo trotón, que no alteró durante todo el encuentro y a la que fío todas sus opciones para el triunfo; paciencia, sufrimiento y, finalmente, victoria.
Cuando el Mirandés reaccionó y se hizo con el balón, los amarillos no alteraron su pulso. El equipo rojillo incrementó la intensidad, recuperó el cuero y la UD, con ese ritmo pausado y trotón, siempre en la misma marcha, dio una paso atrás, como si se tuviera el pensamiento en el marcador. El amarillo reculó y, por momentos, parecía desaparecer para dejar su suerte en manos de Mariano Barbosa, que de nuevo respondió con una nueva genialidad, la enésima, en una de las paradas de mayor mérito de la temporada; en la respuesta al disparo duro y a bocajarro de Mújika a la media hora de partido. La capacidad y el estado de forma del arquero argentino puede invitar al optimismo y también reduce los miedos, cuando la soga aprieta en el cuello aficionado, pero no esconde la asignatura pendiente de los amarillos en la actualidad: mandar sobre el rival durante los noventa minutos para no sufrir como lo hizo en la segunda parte ante el correoso Mirandés.
Son situaciones complejas en las que prima la paciencia, juega la capacidad de sufrimiento e implica confiar en la defensa para esperar el momento en que surgen los espacios para matar el partido. Son riesgos, en definitiva y una oportunidad para el rival. El juego trotón del equipo de Lobera tiene esta fisura que ante el Mirandés no supuso ningún drama pero que, como se vio la semana pasada en Alicante, puede dejar sin puntos a los amarillos o sin el objetivo final en caso de que la temporada acabe en un nuevo Play-off.
Es cierto que en Segunda, por ahora, predomina la igualdad entre la mayoría de competidores y que, hasta el momento, ningún equipo, ni siquiera el Recreativo de Sergi Barjuan muestra esta seguridad en su juego y capacidades. Pero la UD, si quiere aspirar con garantías al premio del ascenso, debe aprender a dominar a sus rivales, sin altibajos, para someterlos sobre el césped. Es una cuestión de personalidad y un ingrediente que posee todo equipo campeón. Las Palmas tiene un estilo y un ritmo y a partir de ahí el resto aparecerá, como lo hizo ´Macky´ Chrisantus para cerrar el partido. Su gol fue una genialidad al estilo Diego Costa y es que este delantero es el espejo en el que el amarillo debería mirarse para romper, como debe romper la UD, en el atacante dominador que promete ser.
fuente: laprovincia.es
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