A Teror en 800 zancadas solidarias
LA CARRERA A LA VILLA MARIANA DESDE LA CAPITAL REGISTRA MENOS CORREDORES QUE EL AÑO PASADO POR CULPA DEL CALOR
El calor aconsejaba quedarse en casa o en la orilla de la playa, pero ¿quién dijo miedo? Unos 800 deportistas se lanzaron ayer al asfalto para recorrer los 13 kilómetros de la Carrera Popular a Teror, una prueba de carácter benéfico organizada por la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria que en esta decimoquinta edición ha vuelto a cosechar un éxito de participación y de organización.
En esta ocasión corrieron 200 deportistas menos que el año pasado, pero los organizadores justifican el descenso de asistentes por las altas temperaturas que han castigado la Isla durante este fin de semana, pues había que echarle valor al asunto para vestirse de corto con 30 grados sobre la espalda y tirar para la Villa Mariana desde La Cruz del Ovejero, en las inmediaciones de la rotonda de Tamaraceite, a primera hora de la mañana.
Eso, por ejemplo, fue lo que hicieron Marcos Hernández, Josefra Santana, César Gallardo, Bernardo Moragas y Raúl Valerón, calzarse las playeras de correr y enfilar las curvas del barranco de Teror sin pensarlo más de dos veces. "Al final se nos pegó la cuesta de Miraflor", reconocía el grupo de funcionarios al poco de llegar a meta, sobre las nueve de la mañana, tras comerse el plátano de rigor y el bocadillo de chorizo para recuperar fuerzas.
Los cinco amigos tardaron una hora y cuarto en recorrer Las Mesas-El Toscón, Gran Chaparral, Miraflor, la salida de San José del Álamo y la fábrica de Donuts, un trayecto de 13 kilómetros que algunos, quienes se dedican en serio a eso de correr, hicieron en 50 minutos, "lo que tarda la guagua en llegar al pueblo", bromeaban los participantes en los improvisados corrillos que se formaron a los pies de la Virgen del Pino, a las puertas de la basílica, mientras las autoridades voceaban en la plaza el éxito de la prueba, entre ellas el alcalde de Teror, Juan de Dios Ramos, el director general de Presidencia y Seguridad del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Claudio Rivero, y el jefe de la Policía Local, Javier Henríquez. Los tres se mostraron satisfechos con los 800 participantes y los 200 kilos de alimentos no perecederos que entregaron al comienzo de la prueba, pues tanto la recaudación como la comida son para colaborar con los fines sociales de colectivos como Radio Ecca, la Asociación de Esclerosis Múltiple, Acenecan-Asociación de Enfermedades Neuromusculares de Canarias y la Casa de Galicia, esta última en calidad de organizadora de la campaña de Navidad destinada a la recogida de juguetes y alimentos para los más necesitados.
Y es que el propio Rivero dio ejemplo y se hizo los 13 kilómetros en una digna hora y veinticinco minutos, mejor que el tiempo registrado por el concejal de Deportes, Carlos Esther, que se acercó a los dos horas -faltaron diez minutospor aquello de un ratito a pie, y otro caminando. Más fino estuvo el director de Nuevas Tecnologías y Telecomunicaciones, Miguel Quintanilla, que completó el recorrido en una hora y diez minutos.
Pero la de ayer no era una prueba para presumir de crono, sino para cumplir la promesa a la Virgen del Pino por anticipado, colaborar con los más desfavorecidos o simplemente disfrutar al trote de las vistas que ofrece el barranco de Teror. La prueba está en ese grupo de soldados que subió a ver a la Virgen para celebrar la vuelta de Afganistán sin haber sufrido un rasguño, o en el esfuerzo realizado por José Miguel Padrón, quien, tras salir de una lesión de rodilla, sin estar aún en forma por culpa de una fístula mal curada, desafió sendas molestias y coronó Teror al golpito, con la ayuda de dos bastones y una voluntad de hierro. Todo un preludio de las Fiestas del Pino, en septiembre, ahí ya, a la vuelta de la esquina.
(vía Laprovincia.es)
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